<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d33702674\x26blogName\x3dNo+A+Todo//+Ana+Ca%C3%ADna\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://iconoplasta.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://iconoplasta.blogspot.com/\x26vt\x3d-4766618651126553857', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>


RIP

martes, julio 31, 2007

Manda óvulos. Manda óvulos. Primero Kurt Vonnegut y ahora esto.
De pronto, en dos días, se me mueren dos iconos, dos verdaderos ídolos, así, como si nada. De la muerte de uno me entero por un correo. De la del otro, escuchando la radio mientras almuerzo, después de las no menos deprimentes noticias de incendios y contradiálogos políticos.

Iba a escribir algo largo y con pretensiones a raíz de esto. Que quede claro. Pero he cambiado de idea. Estoy bastante harta de andarme con explicaciones y análisis y reflexiones retorcidas. Eso ya lo hago a menudo en el sofá de mi casa. Así que dejaré que los dos genios hablen por sí solos desde el más allá del YouTube, y asumiendo mi papel de humilde receptora veré, oiré y callaré.

Persona, de Ingmar Bergman:



L'eclisse, de Michelangelo Antonioni:

Ensalada mística

martes, julio 24, 2007

Ingredientes

Varios minutos de Omnia sol temperat, de Carl Orff, en loop o a granel

¼ de alma o espíritu levemente horneados

1 cucharadita de lágrimas

1 amanecer entero

1 silla

1 ventana limpia


Preparación

Cogemos la silla y la colocamos frente a la ventana, previamente empapada en el amanecer, posicionando la espalda recta y el espíritu a fuego medio. Añadimos por lo menos 5 minutos de Omnia sol temperat y cuando el amanecer empiece a dorarse aderezamos con las lágrimas.

(En caso de tener prohibida la sal, sustituiremos las lágrimas por ½ sonrisa beatífica)

Saber y ganar

viernes, julio 13, 2007

Soy alguien que entiende cosas. Purranki dixit. Pero también soy alguien que critica cosas. Y cómo no. A la salida de un maravilloso concierto de Vivaldi en la catedral se oye algo así como:

…es que una pieza barrooca en un marco barrooco como es la catedral de Málagaa…

No digo que esté mal dicho, no digo que sea mentira. Lo que me repatea es que haya que dar tantas explicaciones vanas a la belleza. Nos pasamos media vida justificando la belleza. ¿Cierto? Cierto. Pues por qué no justificarla de una manera menos pedante por una vez. A mí, cuando algo me gusta muchísimo, me cuesta muchísimo también explicar por qué de la forma adecuada. Siempre termino siendo concisa y soltando frases lapidarias ridículas tales como: “Ignatius vive” o “Bresson era Dios” o “Mozart es mío”. O eso o me paso tres cuartos de hora dando bandazos argumentales tostando a los presentes con un discurso apenas soportable con el que no consigo hacer justicia al objeto de mis pasiones.

Otra cosa que me revienta de estos eventos es el elitismo intolerable y sacerdotal de la gente que suele acudir a los conciertos. Son gente “muy culta y muy divina”. ¿Alguien se divierte? Estoy segura de que algunos sí. Pero en vez de emocionarse y disfrutar las cosas de una manera natural se quedan ahí estirados, poniendo a secar su cara de palo a la sombra de alguna clase de dogma que dicta que uno tiene que ser solemne si se trata de música clásica. Muy bien.

Pues yo la solemnidad la dejo para mis ensayos de suicidio. En los conciertos tarareo o muevo la cabeza sin poder evitarlo, o sonrío o lloro. No soy capaz de quedarme como un pasmarote y me cuesta no estallar en aplausos después de una pieza que me haya gustado especialmente. Y creo que así debería ser. Los círculos de la música seria (odio esa expresión. ¿Existe una música en broma?*) cavan su propia tumba y la de la música clásica con su actitud remilgada y clasista. “Música culta”, dicen. Y eso es terrible, porque la música, sea del tipo que sea, existe para hacernos reaccionar íntimamente, para sentir algo, no para que un grupo de señores repipis se revuelque en un cenagal de tecnicismos y datos históricos, como si estuvieran en un examen. Luego van quejándose de que nadie escucha música clásica. Demonios, es que para entrar en su selecto club, señores, parece que sea más importante acumular conocimientos que tener un oído bien dispuesto o simple y llana sensibilidad. Pero qué más da lo que yo diga, en realidad. Ni siquiera sé solfeo.

Vivaldi, no soy digna de que entres en mi emule, pero una nota tuya bastará para sonarme (sic).

* Ya sé que Jesús Vázquez grabó un disco. Era una forma de hablar.

Siempre locos

miércoles, julio 11, 2007

La verdad es que cuanto más veo este video más me gusta. Algo tiene de realidad mágica, de tontería y de ilusión que me fascina. Con lo cual merece un link. He dicho.
¡A bailar!

Estereotipos

lunes, julio 02, 2007

Hoy he encontrado en YouTube este video, que se corresponde con mi visión de los publicistas en general, y de los más chachiguays-osea en particular. Ya averiguaré de quién es, o eso espero*. No tiene desperdicio.

*Finalmente lo he averiguado. Y mi gozo en un pozo, porque es una productora DE PUBLICIDAD.
En fin...L'hez du temps.